El conflicto forma parte de nuestra vida y es inherente al ser humano. No es un hecho negativo que debe ser eliminado, como se creía tradicionalmente, haciéndolo sinónimo de violencia e irracionalidad, intentando evitarlo y resolverlo cuando surgía. De este modo, se debe entender el conflicto como un hecho positivo orientado al desarrollo personal y/o grupal dónde confluyan todas las ideas para lograr que todas las partes ganen.
Una de las vías para lograr que el conflicto se vea de esta manera y que todas las partes salgan ganando es la mediación. Este es un método de resolución de conflictos alternativo a la vía ordinaria en el que las partes implicadas en este resuelven sus diferencias con la ayuda de una tercera persona, la cual es neutral e imparcial.
Como se ha mencionado anteriormente, el conflicto es algo inherente a la vida del ser humano, estando presente en todos los ámbitos de esta, incluyendo el ámbito deportivo. Asimismo, dentro de este ámbito, los conflictos se pueden presentar entre: familias-entrenadores, jugador-entrenador, jugador-jugador y entrenadores-entrenador.
Si el conflicto no se resuelve de la manera correcta puede haber consecuencias en el clima del equipo, el rendimiento y la autoestima de los jugadores y entrenadores.